Desenfrenado gasto público

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Sin un reglamento que ponga orden al gasto de los apoyos extraordinarios que se les dan para el cumplimiento de su función, los diputados locales se gastan a placer, y sin necesidad de entrar comprobantes la cantidad a ejercer 6 millones 961 mil 200 pesos, para éste año y cada diputado, sin mencionar su suelto mensual de 75 mil 776 pesos.

La libertad plena para gastar con discrecionalidad todo ese dinero, genera excesos en algunos diputados que cambian el destino de un fin específico a otro diferente por completo, destruyen recibos de pago, los alteran o no los piden, usan el dinero para fines estrictamente personales o lo destinan a establecer empresas que finalmente quedarían a su nombre.

La falta de reglas para el uso de presupuesto deja la puerta abierta para que, diputados desvíen el dinero plenamente o se lo embolsen para su disfrute personal, pese a que se les entrega para el desempeño de su función sin que nadie les reproche y sea completamente legal.

El desorden administrativo en el Congreso del Estado respecto de estas partidas, llega al grado de que se le entrega el dinero como parte de un capítulo de servicios personales del presupuesto, sobre del cual, además, los diputados no reportan pago de impuesto.

Toda esta felicidad económica que viven nuestros diputados se dan sin el mínimo reparo de ninguno de ellos, gracias a que usan su poder porque quieren y pueden, y lo encuentran, además, plenamente justificado.

Cuando los actuales diputados llegaron, este vicio ya existía, pero su pecado consiste en mantenerlo vigente. No es ningún secreto entre quienes cubren la fuente y menos entre reporteros porque todo se sabe, pero como Julio César, “al pueblo pan y circo” para que nunca se diga que gracias a nuestros impuestos el destino de las partidas especiales que reciben los diputados, se obtienen con el concepto de “gestión social”.

Ese recurso que es para gasto social son desviados para el pago a cosas personales como el teléfono celular porque siempre están pegados al oído de ellos, dizque hablando con alguien, pero al mismo tiempo atendiendo a otra persona y su famosa frase “permíteme tengo una llamada importante”; nunca se sabe si es una simple postura para que no sean molestados por la prensa o por un ciudadano.

Otros utilizan el dinero de “gestión social”, para pagar el servicio de mantenimiento de un vehículo, es decir, dónde están los comprobantes de las supuestas ayudas que se dice se entrega a diversas personas para fines de apoyo social.

Pero para tirar documentos oficiales a la basura, todos los diputados se pintan solos, pues tan pronto se les pide comprobantes de gastos sus declaraciones siempre serán inexistentes y cuando rebase montos de quinientos mil pesos.

Que se puede decir con respecto a los recursos otorgados a diputados relativos a gestión, apoyo parlamentario o grupos parlamentarios. También existen ingresos extras para uso personal que paga el Congreso a los coordinadores de los grupos parlamentarios, que en el fondo es simplemente una extensión del sueldo que no está sujeto al pago de impuestos.

En el país cada Congreso de cualquier entidad carece de un reglamento que establezca un orden en el gasto de los fondos especiales para el trabajo de los diputados e incluso de claridad a los legisladores sobre cómo gastar el dinero que se les da para conceptos como gestión social y apoyo parlamentarios que solamente les van cambiando de nombre para despistar al enemigo para la justificación del fin es lo mismo.

La dinámica por décadas ha sido muy simple: El Tesorero del Congreso, de cualquier entidad sin ser especifico a alguno en particular ya que todos cojean del mismo mal; cuenta con el recibo del monto entregado a los diputados, pero no le dan seguimiento de ninguna forma, porque los diputados tienen la libertad para invertirlo o bajarlo en las áreas que a ellos más les plazca.

Realmente es un problema que a nadie en el país les conviene regular o mucho menos transparentar ya que es muy común la práctica de los abusos y la holgura con los dineros de cada uno de los contribuyentes, pero ellos si son muy amantes de pedir la transparencia de los recursos de muchos organismos principalmente el de los ayuntamientos. Pero no se aplican a ellos mismos el desenfrenado gasto publico generado por su propia avaricia. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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